Pronto más información sobre el nuevo libro Homenaje a Bukowski en el mero blog de este bonito evento: www.borrachosfest.blogspot.com
aki el video de la presentación del libro en Bellas Artes, en donde ni nos invitaron... el poeta Jorge Contreras lee un texto de Camaleón sobre el Homenaje a Bukowski, en su ausencia...
http://www.youtube.com/watch?v=Y8r8PQVabQc
aki Carlos Camaleón, leyendo pa una banda al final del borrachos fest X, en Homenaje a Bukowski, subido por Juan Hacecas de la Jornada de Oriente:
http://www.youtube.com/watch?v=B57nh81j4yo
El maestro y buen amigo Guillermo Vega Zaragoza habla sobre Bukowski en este video:
http://www.youtube.com/watch?v=pvoTZJ8HGx4
martes, 14 de abril de 2009
domingo, 12 de abril de 2009
Todo empezó como un Homenaje a Bukowski, pero...
El viejo indecente nos dio el pretexto para crear un Festival anhelado por años, el Borrachos Fest. Dedicado a todos aquellos locos bebedores que deambulan por la ciudad. El primero se hizo para conmemorar su fecha de muerte, curiosamente ese mismo día murió el “Borras”. Programamos lecturas, películas, invitamos a los de Generación que por entonces sacaron un número de Buck, Francisco Jaymes el traductor de un poemario, los infaltables avengers. Creo que el primero fue un pandemonium. El after en el cuarto de un hotel donde sólo podían entrar 2 personas estaba a reventar. Metimos tanta gente y una grabadora, que fue una muy buena fiesta. Tatuadores, malos escritores, fanzineros, pintores, el del cuarto de al lado, muchas chicas. Así inició la tradición instintiva de hacer un after a cada Borrachos Fest. Hoy por hoy ya son 14. 10 en el hotel Virreyes, 3 en un lugar en Coyoacan y 1 en el Hotel Señorial. Las lecturas etílicas han crecido en número, ya no invitamos a Jaymes porque es un charlatán y es un estafador, pero ha llegado Astroman X conocido de todos por Puercoradio, el guionista de cine Roberto Andrade C., Alfonso Morcillo colaborador de Moho, Juan Hacecas de la Jornada de Oriente, un maestro zen de Puebla y catedrático Daniel Carpinteyro, el avenger juanbeat que es el único lector aparte de mi que nunca ha faltado. Vaya, en un Borrachos fest hasta su ex novia le rompió el brazo, acabó en el MP y nosotros dimos con una fiesta en el centro, luego a la UTA que era un buen after y seguimos bebiendo. Para los que no tienen idea de la organización de eventos a veces hay cosas que le dan en la madre a los planes. Las vacaciones: nadie se lanza a los eventos en vacaciones. El fucho: en este país la banda deja todo por ir a un partido o verlo en la tele con sus cuates. El varo: cuando no es quincena igual no te va tan chido. Pero señores, los fans de los vampiros, los de Sade, los de Jodorowsky, los de Lynch o Lovecraft pueden faltar, pero los borrachos, esos NUNCA faltamos. En el homenaje a Bukowski se puede uno presentar con el orgullo de ser un ebrio, conocer a otros ebrios y ebrias, debatir, decir tonterías y sentirse poetas. Casi siempre, cuando acaba Barfly la gente se levanta a aplaudir y le da un buen trago a su caguama, mientras su chica eructa y se prepara para las lecturas etílicas. En estos bonitos eventos hemos conocido toda clase de especimenes raros, como El Pillo, un tepiteño que siempre te cuenta que ha terminado con su novia y ha perdido su trabajo y por eso se emborracha; Pape Grillo, un hombrecillo trajeado que gasta una quincena entera en sus nuevos amigos borrachos; la Chica Almodóvar, una tipa que aunque lleve novio no se detiene si tiene ganas de orinar y se mete al baño contigo; El niño rata, se pone tan ebrio que pelea con gente imaginaría, en fin, la galería es amplia. Entre esos afters memorables cómo no recordar aquel al que nos llevó José Usquiza, con una buena barra libre, mientras pedíamos vodka con redbull o whisky, el Pillo pedía mezcal con hielos, un pelirrojo apodado el “Gato Tom” acabó tirado aferrado a una coladera de la que nadie lo podía desprender porque decía que esa era su casa. Caramba, en el décimo Borrachos nos metimos a una fiesta ochentera, acabamos con 4 vinos de caja, un cartón de chelas, un tequila, un vodka y fuimos por mas chela. En algún momento perdí la noción de todo, regalé mi dinero y me metí a un slam con música de The Clash y los Ramones. Al salir gritaba profecías al Eje Central, cuando mi amigo El Flaco que estaba menos pedo me rescató y me llevó a su casa con otros amigos. Amanecí viendo videos de metal con un tipo apodado El Puma. No recordaba nada y de puro milagro conservaba algo de dinero y mis lentes. Pasarían un par de días para sentir los madrazos y la cruda, pero pasarían semanas para que recordara todo lo que pasó, hoy aún no recuerdo todo.
De las ediciones en el Café de Coyoacan una vez coincidió con el aniversario de una ruta de microbuseros y veíamos chicas nice que eran sacadas a bailar por hombres gordos y sucios. En algunas de esas ocasiones todos terminábamos bailando rolas de Los Amigos Invisibles, era tal la euforia que las chicas de algunos ya bailaban con otros, era un auténtico desmadre. Del Virreyes algunas veces más recientes acabábamos en El Real Under por cortesía del Flaco, luego en Garibaldi, de ahí a mi casa. La banda oscura también ha participado, tal es el caso de Cristian Chavero y “Nada” que han leído con nosotros, igual que el ablucionista Jorge Contreras, que una vez se quedó dormido en un sillón y se nos olvidó en las instalaciones del tv room del Hotel.
Otorgamos el premio BACO (Borracho Anónimo Con Orgullo) al escritor borracho.
Aquí se quedan ustedes con textos de Roberto Andrade C., colaborador que además es guionista de cine y fundador de POSMO (robertoandradec@hotmail.com), Francisco Morales El Cerebro, performer fundador y coordinador del Foro Cerebr-ARTE y de la sociedad artística DESCEREBRA-2 (cerebrein@hotmailcom), Jorge Contreras, el poeta ablucionista de Tizayuca Hidalgo autor de ¿Quién soy otro sino tu? (ariotiburon@hotmail.com), con los que comparto infinidad de anécdotas de borrachera, y con los textos de un servidor. El evento seguirá, vamos por más, por si se lo preguntaban, damos tequila de cortesía a todos los invitados. Salud por los Borrachos.
y aki un textiti publicado en el periodico Momento Diario de Puebla
Noches de antrología: chupando tranquilos…
Carlos Camaleón
xcineclub@yahoo.com.mx
Estas colaboraciones han estado habitualmente dedicadas a los antros alternativos, pero siendo que ya ni hay y los q hay ya los recorrimos, pues les contaré las experiencias en busca de una sede para el Borrachos Fest 8, para el cual hemos recurrido a varios compañeros de prensa, que bien saben de estas cosas y amigos escritores como Roberto Martínez Gracilazo, Daniel Carpinteyro y Juan Hacecas. Las recomendaciones fueron muchas y más que describir cantinas o psudocantinas (cosa que ya se ha hecho en la revista Generación, recuerden aquella investigación que hicieron Roberto Andrade C. y Astroman X, para el número de Cantinas; además de lo que hizo recientemente Jorge A. Romero en el número de Pachuca); mi intención es escribir las “bonitas vivencias” en estos recorridos.
El borrachos fest busca fomentar la escritura más que la lectura, usando un método de persuasión que bien podría plagiarnos CONACULTA, el incentivo es invitar a los borrachos a escribir sus vivencias. El premio es alcohol y bueno, para la premiación se harán lecturas en voz alta de los finalistas que el jurado seleccione. Entonces necesitamos que el proyecto salga de instituciones e incluso espacios alternativos y cafés y vaya al hábitat natural de nuestra gente: las cantinas de a devis, rascuaches, insolentes, apestosas, incórdiales, pero que nos gustan tanto.
La primer junta fue cerca de La Victoria para ir a una cantina llamada La Beduina. Juan Hacecas dijo que llegaría más tarde pero nunca llegó, Claudia Cordero dijo haber llegado más tarde pero no nos encontró, el asunto es que no vimos a ninguno de los 2. Carpinteyro llegó tarde (pero llegó); así que el maestro Martínez Gracilazo y yo penetramos esa puerta de madera que da al interior de un lugar de mala muerte. Unos 7 u 8 comensales bebiendo unas bebidas amarillas, nos miraron como lo que éramos en ese lugar: bichos raros. Gracilazo preguntó qué me tomaba, yo tenía hambre, imaginaba ir a una cantina de oficinistas donde claro que hay botana, pedí una cerveza, pero Garcilazo corrigió: “un remedio para mi amigo” ordenó. Y una coca cola para mí. Nos sentamos a la barra y me sirvieron una de esas bebidas amarillas. No era lo que esperaba en ese momento, yo quería algo refrescante que me calmara la panza en lo que íbamos a comer, en cambio esto era dulce y seco. Noté el Anís de la preparación, lo demás era “infusión de hierbas” según el dueño que supongo no quería revelar mucho de la bebida de la casa. Aquello era como un popper liquido de alguna manera. Vimos que preparaban una botellita como de a medio litro, según ellos costaba 25 pesos. Es muy barata decía Gracilazo. No entendí de momento a qué se refería. No sabía de qué hablar con un poeta en una cantina. Así que hablé de mis experiencias con otros poetas en otras cantinas, en otras ciudades. Conté acerca del Orizaba, el lugar de reunión de los Avengers en el barrio chino del D.F. y de “ La Barata ” aquella cantina que conocí con varios periodistas y escritores, entre ellos el poeta Jorge Contreras en Pachuca, Hidalgo. En La Barata había un ambiente semejante a este, donde los cantineros y los borrachos cambian constantemente de humor, mente de tragicomedia, un minuto te cuentan algo con una risotada y al siguiente quieren partirte la madre o llorar por causas ajenas a la memoria. Ahí nos dieron un “privado” pero no estábamos libres de los personajes que la concurrían. Estábamos cerca del baño de mujeres y se acercó una mujer gorda que medio coqueteó con uno de los amigos que era un poeta amante de los toros. Le taloneó su vodka tonic de 12 varos y dijo ser abogada. Brindamos con ella, confesamos ser poetas y dijo que ella gustaba de la poesía. Cuando le pedimos dijera alguna que recordara respondió: “hoy no me he visto las nalgas”. Contreras estaba asombrado del poema de la mujer que se levantó toda meada, pues por brindar con nosotros se le olvidó ir al baño. Garcilazo interrumpió mis recuerdos y me regresó al lugar donde estábamos. La Beduina tenía una especie de ventanal encima de la entrada. El poeta decía que ahí el anochecer era terrorífico. Con la luz se va la razón, la conciencia, luego llega la oscura noche y también la noche de la mente. Dijo haber pasado varios anocheceres y amaneceres viendo esa entrada de luz y oscuridad. Cosa que no le deseo a nadie francamente. Pregunté si vendían algo para comer. “Esta es una cantina espiritual- decía Gracilazo- aquí no se viene a comer, aquí se viene a alimentar el alma”. Algunos “comensales” traían comida de la calle. Otros hablaban de fútbol y un enorme tipo calvo se acercó para saludar a Roberto y a mí como si nos conociera. Repitió la pregunta de que si nos encontrábamos bien unas tres o cuatro veces. Era un busca pleitos. Mi remedio se acabó un poco después de la coca del poeta y salimos para evitarnos problemas. Carpinteyro venía por la calle, al encontrarlo me despedí de Roberto y la Beduina. Me detuve a comer algo antes de la siguiente expedición, íbamos a una trastienda cerca de Analco, era otro de los lugares sugeridos. No recuerdo el nombre, pero se entraba a una muy pequeña tienda familiar y una señora de la tercera edad nos recibía. Pasamos a un cuarto aparte, todo pintarrajeado con grafittis sin mucha gracia. Ahí estaban 3 fulanos universitarios y una chica que estudiaba estomatología. Los otros eran dizque filósofos. Recordando mi pasado en la UNAM, les puse un problema de metafísica básico: El Barco de Teseo. Se encabronaron porque no les cité al autor y cosas ñoñas, yo quería largarme a la segunda caguama, Carpinteyro se puso a grabar y bueno, al abrir la puerta uno de los “filósofos” tan agradable como el pitufo filósofo, quería talonearnos algo para sus siguientes chelas. Al abrir la puerta de la tienda estaba ahí Juan Hacecas, con una sonrisa de “ya llegué”. Pagamos, salimos y nos fuimos.
Hacía un rato que no visitaba terruños tan rasposos, por fin decidimos hacer el borrachos en otra parte, un re bonito lugar “familiar”, pero esa es otra historia, salud.
De las ediciones en el Café de Coyoacan una vez coincidió con el aniversario de una ruta de microbuseros y veíamos chicas nice que eran sacadas a bailar por hombres gordos y sucios. En algunas de esas ocasiones todos terminábamos bailando rolas de Los Amigos Invisibles, era tal la euforia que las chicas de algunos ya bailaban con otros, era un auténtico desmadre. Del Virreyes algunas veces más recientes acabábamos en El Real Under por cortesía del Flaco, luego en Garibaldi, de ahí a mi casa. La banda oscura también ha participado, tal es el caso de Cristian Chavero y “Nada” que han leído con nosotros, igual que el ablucionista Jorge Contreras, que una vez se quedó dormido en un sillón y se nos olvidó en las instalaciones del tv room del Hotel.
Otorgamos el premio BACO (Borracho Anónimo Con Orgullo) al escritor borracho.
Aquí se quedan ustedes con textos de Roberto Andrade C., colaborador que además es guionista de cine y fundador de POSMO (robertoandradec@hotmail.com), Francisco Morales El Cerebro, performer fundador y coordinador del Foro Cerebr-ARTE y de la sociedad artística DESCEREBRA-2 (cerebrein@hotmailcom), Jorge Contreras, el poeta ablucionista de Tizayuca Hidalgo autor de ¿Quién soy otro sino tu? (ariotiburon@hotmail.com), con los que comparto infinidad de anécdotas de borrachera, y con los textos de un servidor. El evento seguirá, vamos por más, por si se lo preguntaban, damos tequila de cortesía a todos los invitados. Salud por los Borrachos.
y aki un textiti publicado en el periodico Momento Diario de Puebla
Noches de antrología: chupando tranquilos…
Carlos Camaleón
xcineclub@yahoo.com.mx
Estas colaboraciones han estado habitualmente dedicadas a los antros alternativos, pero siendo que ya ni hay y los q hay ya los recorrimos, pues les contaré las experiencias en busca de una sede para el Borrachos Fest 8, para el cual hemos recurrido a varios compañeros de prensa, que bien saben de estas cosas y amigos escritores como Roberto Martínez Gracilazo, Daniel Carpinteyro y Juan Hacecas. Las recomendaciones fueron muchas y más que describir cantinas o psudocantinas (cosa que ya se ha hecho en la revista Generación, recuerden aquella investigación que hicieron Roberto Andrade C. y Astroman X, para el número de Cantinas; además de lo que hizo recientemente Jorge A. Romero en el número de Pachuca); mi intención es escribir las “bonitas vivencias” en estos recorridos.
El borrachos fest busca fomentar la escritura más que la lectura, usando un método de persuasión que bien podría plagiarnos CONACULTA, el incentivo es invitar a los borrachos a escribir sus vivencias. El premio es alcohol y bueno, para la premiación se harán lecturas en voz alta de los finalistas que el jurado seleccione. Entonces necesitamos que el proyecto salga de instituciones e incluso espacios alternativos y cafés y vaya al hábitat natural de nuestra gente: las cantinas de a devis, rascuaches, insolentes, apestosas, incórdiales, pero que nos gustan tanto.
La primer junta fue cerca de La Victoria para ir a una cantina llamada La Beduina. Juan Hacecas dijo que llegaría más tarde pero nunca llegó, Claudia Cordero dijo haber llegado más tarde pero no nos encontró, el asunto es que no vimos a ninguno de los 2. Carpinteyro llegó tarde (pero llegó); así que el maestro Martínez Gracilazo y yo penetramos esa puerta de madera que da al interior de un lugar de mala muerte. Unos 7 u 8 comensales bebiendo unas bebidas amarillas, nos miraron como lo que éramos en ese lugar: bichos raros. Gracilazo preguntó qué me tomaba, yo tenía hambre, imaginaba ir a una cantina de oficinistas donde claro que hay botana, pedí una cerveza, pero Garcilazo corrigió: “un remedio para mi amigo” ordenó. Y una coca cola para mí. Nos sentamos a la barra y me sirvieron una de esas bebidas amarillas. No era lo que esperaba en ese momento, yo quería algo refrescante que me calmara la panza en lo que íbamos a comer, en cambio esto era dulce y seco. Noté el Anís de la preparación, lo demás era “infusión de hierbas” según el dueño que supongo no quería revelar mucho de la bebida de la casa. Aquello era como un popper liquido de alguna manera. Vimos que preparaban una botellita como de a medio litro, según ellos costaba 25 pesos. Es muy barata decía Gracilazo. No entendí de momento a qué se refería. No sabía de qué hablar con un poeta en una cantina. Así que hablé de mis experiencias con otros poetas en otras cantinas, en otras ciudades. Conté acerca del Orizaba, el lugar de reunión de los Avengers en el barrio chino del D.F. y de “ La Barata ” aquella cantina que conocí con varios periodistas y escritores, entre ellos el poeta Jorge Contreras en Pachuca, Hidalgo. En La Barata había un ambiente semejante a este, donde los cantineros y los borrachos cambian constantemente de humor, mente de tragicomedia, un minuto te cuentan algo con una risotada y al siguiente quieren partirte la madre o llorar por causas ajenas a la memoria. Ahí nos dieron un “privado” pero no estábamos libres de los personajes que la concurrían. Estábamos cerca del baño de mujeres y se acercó una mujer gorda que medio coqueteó con uno de los amigos que era un poeta amante de los toros. Le taloneó su vodka tonic de 12 varos y dijo ser abogada. Brindamos con ella, confesamos ser poetas y dijo que ella gustaba de la poesía. Cuando le pedimos dijera alguna que recordara respondió: “hoy no me he visto las nalgas”. Contreras estaba asombrado del poema de la mujer que se levantó toda meada, pues por brindar con nosotros se le olvidó ir al baño. Garcilazo interrumpió mis recuerdos y me regresó al lugar donde estábamos. La Beduina tenía una especie de ventanal encima de la entrada. El poeta decía que ahí el anochecer era terrorífico. Con la luz se va la razón, la conciencia, luego llega la oscura noche y también la noche de la mente. Dijo haber pasado varios anocheceres y amaneceres viendo esa entrada de luz y oscuridad. Cosa que no le deseo a nadie francamente. Pregunté si vendían algo para comer. “Esta es una cantina espiritual- decía Gracilazo- aquí no se viene a comer, aquí se viene a alimentar el alma”. Algunos “comensales” traían comida de la calle. Otros hablaban de fútbol y un enorme tipo calvo se acercó para saludar a Roberto y a mí como si nos conociera. Repitió la pregunta de que si nos encontrábamos bien unas tres o cuatro veces. Era un busca pleitos. Mi remedio se acabó un poco después de la coca del poeta y salimos para evitarnos problemas. Carpinteyro venía por la calle, al encontrarlo me despedí de Roberto y la Beduina. Me detuve a comer algo antes de la siguiente expedición, íbamos a una trastienda cerca de Analco, era otro de los lugares sugeridos. No recuerdo el nombre, pero se entraba a una muy pequeña tienda familiar y una señora de la tercera edad nos recibía. Pasamos a un cuarto aparte, todo pintarrajeado con grafittis sin mucha gracia. Ahí estaban 3 fulanos universitarios y una chica que estudiaba estomatología. Los otros eran dizque filósofos. Recordando mi pasado en la UNAM, les puse un problema de metafísica básico: El Barco de Teseo. Se encabronaron porque no les cité al autor y cosas ñoñas, yo quería largarme a la segunda caguama, Carpinteyro se puso a grabar y bueno, al abrir la puerta uno de los “filósofos” tan agradable como el pitufo filósofo, quería talonearnos algo para sus siguientes chelas. Al abrir la puerta de la tienda estaba ahí Juan Hacecas, con una sonrisa de “ya llegué”. Pagamos, salimos y nos fuimos.
Hacía un rato que no visitaba terruños tan rasposos, por fin decidimos hacer el borrachos en otra parte, un re bonito lugar “familiar”, pero esa es otra historia, salud.
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